miércoles, 3 de septiembre de 2008

La punta de lanza

En todas las tramas de fanatización e indoctrinamiento, siempre hay dos bandos: los que saben perfectamente bien que están mintiendo cuando están mintiendo elaborando volúmenes enciclopédicos en los cuales se dan rienda suelta a su imaginación inventando falsedades confiados en que no habrá nadie que tenga el tiempo ni la enorme paciencia requerida para desenmascarar y desmentir en su totalidad la enorme pirámide de patrañas, y aquellos que consumen la literatura propagandística y que creen ciegamente, de buena fé, que lo que les están diciendo es la verdad. Los primeros son gente esencialmente mala, y los segundos son gente esencialmente ingenua (por no decir, estúpida). Los primeros siempre representan casi siempre menos del 1 por ciento de los que están en cualquiera de los movimientos afiliados a la extrema derecha, mientras que los segundos representan casi siempre más del 99 por ciento. Lo único que ambos tienen en común es que en algún momento de sus vidas decidieron venderle el alma al Diablo.

El libro más conocido, más vendido, más reproducido, más “venerado” de “Traian Romanescu”, es sin lugar a dudas La Gran Conspiración Judía:





Este libro es un libro extenso. En el editor de documentos Word de Microsoft, ocupa un total de 335 páginas. Al final del mismo aparece la leyenda que comprueba su publicación en México:

Acabose de imprimir el día 31 de
Mayo de 1961, en los talleres de
La Editorial Jus, S.A plaza de
Abasolo 14, Col, Guerrero
México 3, D.F
El tiro fue de 3000 ejemplares.

Hasta la fecha, no se conoce copia alguna en idioma Rumano del libro, por lo cual la aserción de que éste era el libro de un académico de la Universidad de Bucarest traducido al Español por el mismo autor carece de credibilidad. Al leerlo, hay que tomar en cuenta que la tesis central del libro, el argumento de que el comunismo es una invención judaica para apoderarse del mundo y que para evitar tal destino tiene que ser liquidado (lo cual implica el exterminio total de sus supuestos creadores, los judíos, siendo esta la justificante utilizada por los Nazis para matar a más de seis millones de hombres, mujeres, ancianos y niños), es un argumento completamente obsoleto hoy en día, porque tras la histórica caída del Muro de Berlín el comunismo soviético dejó de existir, y los acontecimientos históricos se dieron de modo tal que la desaparición de este sistema socio-económico no produjo las cientos de miles de muertes que los propagandistas del neo-Nazismo habían vaticinado. Es bajo esta perspectiva como este libro tiene que ser leído, es bajo esta óptica como tienen que ser evaluadas las mentiras y falsedades con las que fue formulado.

El núcleo central del libro está colocado al principio en el Capítulo III titulado “El Plan Secreto de la Actual Conspiración Mundial y las 24 Directivas Secretas del Primer Gran Congreso Mundial (Sionista)”, de lo cual “Traian Romanescu” dice:

Para cortar a los conspiradores judíos cualquier posibilidad de negar las verdades reveladas en este libro, voy a incluir en forma íntegra el contenido de las 24 directivas secretas del Primer Congreso Mundial Judío, que tuvo lugar en Basilea, Suiza, en 1897. Estas directivas constituyen el programa secreto aplicado hoy por la judería mundial y sus instrumentos masónicos, socialistas, comunistas, liberales, etc. Debo llamar la atención de los lectores sobre que el comunismo real, así como es aplicado en todos los países sojuzgados y en todos sus aspectos, se basa precisamente en los “consejos” comprendidos en estas directivas, que pueden considerarse como un verdadero “evangelio” del comunismo. Son además una prueba irrefutable de la existencia de la Conspiración Mundial Judaica, con sus fines precisos y sus métodos claramente expuestos.

Este gran “plan secreto de la actual conspiración mundial” en realidad no es otra cosa más que Los Protocolos de los Sabios de Sión, los cuales han sido expuestos como uno de los fraudes literarios más grandes de todos los tiempos, hecho aceptado incuestionablemente por numerosos académicos e historiadores de renombre. No los reproduciremos aquí, aunque hay una amplia cantidad de referencias en Internet en donde pueden ser obtenidos así como enlaces en donde los orígenes del fraude literario son revisados a fondo. De cualquier modo, el haber recurrido a algo que con décadas de anticipación a la elaboración del libro “La Gran Conspiración Judía” ya se sabía que era el producto de un vil fraude literario nos habla mucho sobre la deshonestidad de “Traian Romanescu” y su propensión a mentir y a recurrir a las mentiras de otros para lograr convencer a sus desprevenidos lectores en la “veracidad” de sus fantasías bizarras. “Traian Romanescu” hace referencia específica a este fraude literario (sin identificarlo en momento alguno como fraude) en el capítulo XXII de su libro (El Pueblo Elegido a Través de la Historia) cuando trata de hilar al Antiguo Testamento de la misma Biblia con el tema de “la gran conspiración judía” con el siguiente texto: “Leyendo las escrituras de Isaías en el Antiguo Testamento y comparándolas con los Protocolos de los Sabios de Sión, se verá cómo han adaptado esas ideas para fines políticos.” Dentro de este mismo capítulo, “Romanescu” incurre en el revisionismo histórico propio de todos los neo-Nazis al tratar de invalidar la magnitud del holocausto llevado a cabo por órdenes de Hitler (con todo y que el mismo “Romanescu” propone la liquidación de todos los judíos del mundo para lograr la “pax nacional-socialista”):

El libro tiene la siguiente introducción (los textos entre paréntesis son comentarios puestos por Spectator):

Nace este libro venciendo obstáculos enormes. (¿?)

Nace impulsado por la profunda angustia de palpar el peligro terrible que amenaza a la Civilización Cristiana, es decir, al mundo occidental (o sea, la "gran conspiración judía masónica comunista").

Y nace, también, alentado por la profunda convicción de que la Civilización Cristiana no habrá de perecer. Para esto es necesario que conozca el peligro en que se encuentra. Y que precise, hasta la evidencia, que su peor enemigo es su propia ceguera.

Así como al salir de las tinieblas la luz hiere las pupilas y nada podemos distinguir, el lector de este libro encontrará fantásticas e inverosímiles las primeras páginas. Es la sorpresa y el desconcierto que todo lo nuevo, todo lo no familiar, lleva consigo.

Una recomendación: este libro no debe juzgarse por sus primeras páginas. Es necesario que la conciencia del lector disponga de todos los datos, de todos los nombres, de todas las fechas y lugares que aquí se citan, para que forme su juicio definitivo.

Este es un libro cuya comprobación el lector puede hacer por sí mismo. Como no se trata de una teoría personal, sino de una serie de hechos mundiales (¿?), el lector podrá ir aplicando su propia experiencia y sus propias observaciones.

El autor es un hombre que ha vivido en carne propia la agonía de su Patria tras la cortina de hierro. Pero además de esa experiencia terriblemente dolorosa, dispone de un enorme caudal de revelaciones documentadas que recogió en el reverbero de la segunda guerra mundial. (¿?)

Al advertir las primeras huellas de “La Gran Conspiración Judía”, el autor también se encogió de hombros y también dijo: “¡Puras fantasías!”... Fue luego un torrente de pruebas (¿?) y un desbordamiento de lava bolchevique lo que disipó sus dudas. Fue el crepúsculo de la Civilización Cristiana, vivido por su Patria al entrar en las tinieblas de la “civilización marxista”, lo que encendió en su ánimo el anhelo de lanzar un grito de “¡Alerta!”

Esta voz va en particular dirigida a todos los cristianos. El que cree en Cristo no pone en duda el advenimiento del Anticristo. (Este tipo de gente siempre se ostenta como cristiana, aunque no tiene absolutamente nada en sus convicciones ni en sus creencias de la santidad y la humildad cristiana que con tanta nobleza distinguió a los primeros Apóstoles de Jesús, como tampoco tenían nada de cristianos los verdugos Nazis que administraron los campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial).

El peligro que aquí se revela parece fantástico e inverosímil. Lo parece más por la falta de información adecuada que por falta de pruebas o de evidencias prácticas. Por eso -repetimos- el lector no debe ¡formarse juicio con las primeras inverosímiles páginas. Es necesario que lo conozca todo.

Súbitamente el mundo se ha dividido en luz y tinieblas. Tenemos la suerte de vivir aún en el lado de la luz. Pero hay un peligro inconmensurable de que esta claridad se apague. Dentro de nosotros mismos hay fuerzas que luchan por lograrlo. Los ríos de sangre y lágrimas que esa tragedia entrañaría, debe movernos a un momento de -examen y recogimiento.

¿Cuál es el camino que salvará a la Civilización Cristiana del más grande peligro que la ha amenazado en sus dos mil años de historia?

Esta introducción está precedida por un índice, el cual sirve para preparar el terreno para las “grandes revelaciones” que le serán dadas al lector incauto que está siendo inducido al mundo de la ultraderecha, lo cual dará los resultados deseados siempre y cuando el lector sea un ignorante de la historia contemporánea (lo cual lamentablemente es el caso de muchos de los que leen esta literatura). El índice de los capítulos del libro empieza con un primer capítulo titulado “Los enemigos de la Humanidad”, y los “enemigos de la humanidad” son, de acuerdo a las doctrinas neo-Nazis pregonadas por “Traian Romanescu”, los judíos (de hecho, para este tipo de gente, no sólo los judíos son “los enemigos de la humanidad”, también lo son los medios-judíos descendientes de un padre o una madre judía, como también lo son todos aquellos que tengan un abuelo o una abuela que sea o haya sido un judío o una judía, como también lo son todos aquellos que tengan un bisabuelo o una bisabuela que haya sido un judío o una judía, como también lo son todos aquellos que tengan un tatarabuelo o una tatarabuela que haya sido un judío o una judía, y así sigue la cosa ad infinitum). El índice completo se reproduce a continuación:

I Los enemigos de la Humanidad

II Todos los autores del comunismo fueron judíos

III El plan secreto de la actual Conspiración Mundial y las 24 directivas secretas del Primer Gran Congreso Mundial Judío (sionista)

IV La Judería Internacional, madre de la Revolución Comunista de Rusia

V 37 años de terror judaico en Rusia

VI Rumania en las Garras Judaicas

VII Yugoslavia, Hungría, Checoslovaquia y Polonia bajo el látigo judaico

VIII Inventos e inventores. La propaganda. La diplomacia de “nuevo tipo”

IX El anticristianismo y el antimahometanismo judaico en acción. Rusia, Rumania, Hungría, Croacia, Albania, Serbia, Ukrania, Polonia, Lituania, Eslovaquia, Eslovenia, China. Prelados ortodoxos y católicos asesinados con violencia o con torturas. Prelados encarcelados o deportados. El tormento del Cardenal Mindszenty por los judíos. La persecución de los cristianos es general.

X A dónde lleva la colaboración con los judíos

XI La ofensiva judaica contra Alemania

XII El Judaismo Internacional contra España. El origen judaico del comunismo de Grecia. El comunismo en el resto de Europa

XIII El comunismo judaico de América. La técnica de los seudónimos

XIV El espionaje comunista, obra maestra de la judería

XV El mundo judío contra el mundo árabe

XVI La Masonería, instrumento secreto del Judaísmo, entidades afiliadas a la Masonería, actuación oficial y secreta de los masones. La O. N. U. es un instrumento de la Masonería

XVII La tragedia del pueblo americano. El sistema bancario en manos judías, Judería en la industria y en el comercio.Los sindicatos americanos como instrumentos judaicos, Judaísmo en varios aspectos de la vida americana. Nueva York, la mayor ciudad talmúdica del Mundo. Los judíos desencadenaron la crísis económica de 1929

XVIII Los crímenes de Roosevelt, Truman, McArthur y McCarthy

XIX El desastre de Inglaterra. Churchill y Attlee

XX La Catástrofe de Francia. El Gran Oriente de París y la Alianza Israelita Universal

XXI Yalta 1945-Ginebra 1955. La tesís secreta politico-militar de Bulganin.Documentos y detalles sobre la Conspiración

XXII El “Pueblo Elegido” a través de la historia

XXIII El Único Camino

XXIV 1961 - La Conspiración avanza rápidamente

-Apendice-La Internacional de los Conspiradores

“Romanescu” hace algo más que citar a los fraudulentos Protocolos de los Sabios de Sión. Los reproduce en su totalidad al principio de su libro, lo cual contribuye a engrosar generosamente el número de páginas haciéndolo más “docto”. Ahora bien, estos “Protocolos” fueron fabricados en una época en la que las monarquías eran el sistema usual de gobierno en Europa, y no es de asombrar que para la culminación de “la gran conspiración judía” los “Protocolos” mencionen en forma repetida la imposición de un “rey del mundo” judío rigiendo al planeta. Sobre esto, “Traian Romanescu” nos “revela” lo siguiente en su libro sin aclararnos jamás cómo o en dónde fue que obtuvo tan extraordinaria “iluminación”:

Era necesario que la judería se apoderase del gobierno de Rusia para formar el primer estado nacional dentro del estado soviético y esperar después otros 20 años para que, como consecuencia de la primera y segunda guerras mundiales, organizadas en todos sus detalles por el judaísmo internacional, se les ofreciera a los israelitas la posibilidad de crear el Estado de Israel, en su “tierra de promisión”. Ese Estado, conforme a los planes secretos, debe albergar en un futuro próximo al rey mundial de la estirpe de David.

En última instancia, el correr del tiempo mismo es lo que se encarga de desenmascarar charlatanes. Preguntémonos una cosa: ¿Hay un rey mundial “de la estirpe de David” rigiendo actualmente los destinos del Estado de Israel, ya no se diga del mundo entero? ¿Existen las condiciones actuales en Israel para la imposición de un sistema monárquico mandando al traste el sistema democrático parlamentario que tanto trabajo les costó construír? Históricamente, ni siquiera el mismo Moisés permitió que los judíos a quienes liberó de Egipto lo coronaran rey. Entonces, ¿por qué esa obsesión con un gobierno mundial monárquico, una idea que en estos tiempos suena más que descabellada?

Pero “Traian Romanescu” no sólo “profetizó” -en base a “fuentes de información” que hasta Spectator desconoce- las características del futuro “rey del mundo”, sino que fué mucho más lejos; señaló con su dedo índice quién iba a ser ese futuro rey del mundo. Esto lo tenemos en la siguiente afirmación que debe ser una de las más osadas y temerarias que se hayan formulado jamás en propaganda alguna de la ultraderecha:

Este futuro Rey de la sangre de Sión, existe ya. Se llama Emmanuel Samuel Sholnik Abrabanel. Es hijo de un dentista judío de Polonia, actualmente habitante de Canadá, del que se preten­de que seria el “descendiente directo del Rey David”, que vivió hace unos tres mil años.

Podemos considerar que ésta “revelación” se hizo pública el 31 de mayo de 1961, fecha en la que La Gran Conspiración Judía se terminó de imprimir en México con un tiraje de 3 mil ejemplares (sigue siendo un misterio de dónde sacó “Traian Romanescu” el dinero para financiar esta costosa empresa, aunque seguramente estaba respaldado en aquél entonces por intereses financieros tan poderosos como los que recientemente se encargaron de financiar la guerra sucia para impedir que López Obrador pudiera llegar a ser Presidente de México). Ha transcurrido ya medio siglo desde el año en el que se hizo ésta profecía. El tal Emmanuel Samuel Sholnik Abrabanel, si es que existe, posiblemente está enterrado en algún cementerio ignorado por completo hasta por sus propios familiares, sin aparecer mencionado o recordado en ninguna publicación judía y sin haber recibido jamás reconocimiento alguno que valga la pena capturar en la enciclopédica base de datos de la red de redes Internet, algo indigno para quien supuestamente estaba “predestinado” a ser el “rey del mundo”. Esta “profecía” del “rey del mundo” debe ser quizá uno de los peores descalabros en que haya incurrido jamás un pseudo-historiador revisionista de la extrema derecha, y de vivir ahora y de haberse identificado plenamente en lugar de andar escondiéndose seguramente muchos de los desilusionados seguidores de “Traian Romanescu” e inclusive un buen número de judíos que se pudieran haber tragado la propaganda con mucha razón le preguntarían: ¿Por qué nos mentiste? Dicho sea de paso, el nombre Abarbanel (y sus variantes Abravanal, Abravanel) es popular entre los judíos sefarditas procedentes de España, no de Polonia, como lo puede confirmar una búsqueda llevada a cabo en Internet; siendo Shkolnik (y su variante Skolnik) un nombre de origen eslavo.

El libro de “Traian Romanescu” está pletórico de afirmaciones como la anterior, las cuales nunca se tomó la molestia de probar ni decirnos cómo fue que obtuvo tan extraordinaria información de la cual inclusive los mismos judíos alrededor del mundo no parecen estar enterados.

En el primer capítulo de su libro, “Los enemigos de la humanidad” (los judíos, naturalmente) “Traian Romanescu” dijo lo siguiente:

La gran mayoría de los que han conseguido escaparse del infierno rojo y viven libres en Occidente no se atreven a decir lo que saben, puesto que tienen familia, amigos, padres, dejados más allá, y aquéllos pueden ser sencillamente asesinados por los judío-comunistas, como venganza contra los que han descubierto ante los pueblos todavía libres, las infamias cometidas por los judíos dentro del mundo subyugado. Me refiero a los verdaderos anticomunistas refugiados en el Occidente (como “Traian Romanescu”, naturalmente), no a los judíos y a otros agentes conspiradores que son enviados con diversas misiones de los países comunistas y se presentan en el mundo libre como “refugiados” para que puedan de este modo trabajar menos observados y aun publicar libros y escribir artículos en la prensa judío-masónica del Occidente presentando la situación en los países judío-comunistas bajo falso aspecto, cual conviene a los conspiradores.

Yo no temo a esta posible venganza porque los canallas no tienen ya sobre quién vengarse en mi país, y tampoco temo a las decisiones de los tribunales secretos de la masonería internacional o a los asesinos judío-comunistas que trabajan en el mundo libre buscando liquidar a sus enemigos.

Pero si “Traian Romanescu” decía no temer a una posible venganza como tampoco temer a “las decisiones de los tribunales secretos de la masonería internacional o a los asesinos judío-comunistas”, ¿por que razón mantuvo su identidad oculta sin revelar jamás a nadie quién era él realmente? “Traian Romanescu” no dejó dicha información para reclamar mérito o reconocimiento alguno ni siquiera después de haber fallecido, y vaya que no es posible hacerle daño físico alguno a una persona que ha fallecido. Es más, ni siquiera dejó testamento alguno usando su mote de “Traian Romanescu”, lo cual habría podido identificarlo sin margen de equivocación. Esta es tan sólo una de las muchísimas contradicciones en las que incurría “Traian Romanescu”, quienquiera que haya sido.

El libro de “Romanescu” atribuye el triunfo del comunismo en la Rusia Zarista de principios del siglo XX a una “gran conspiración judaica”. Pero se abstiene de mencionar por completo (al igual que como lo hizo el ideólogo ultrafascista Salvador Borrego en su libro Derrota Mundial) el papel central y nefasto que tuvo el “monje loco de Rusia” Rasputín en la caída de la monarquía zarista; a grado tal que Rasputín no aparece mencionado en ninguna de las páginas del libro porque tal cosa no conviene para los fines propagandísticos del autor del libro. Tampoco menciona el enorme daño que el mismo Zar Nicolás II se causó a sí mismo y a su país al meter por decisión suya a Rusia dentro de la Primera Guerra Mundial, algo que a fin de cuentas fue decisión única y exclusiva del Zar que ejercía una autoridad autocrática en Rusia que nadie se atrevía a cuestionar, y no de movimiento judío conspiratorio alguno (el asesinato del Archiduque Francisco Fernando de Austria es citado como el detonante de la Primera Guerra Mundial, aunque la entrada de Rusia supuestamente era un evento obligado por un pacto que comprometía a Rusia a entrar en apoyo militar de Serbia en caso de ser amenazada militarmente, pero la decisión final de honrar tal pacto o desentenderse del compromiso con el fin de evitar el choque militar con Alemania fue del Zar.) Y al igual que Rasputín, la decisión del inepto Zar Nicolás II de meter a su país en una guerra que no podía ganar contra una Alemania mucho más industrializada tampoco aparece mencionado para nada en este libro de “Romanescu” porque tal cosa tampoco conviene a los fines propagandísticos del libro. Y de hecho, no son las únicas omisiones de importancia en las que incurre “Traian Romanescu”, hay muchísimas otras. Esto debe empezar a darnos una idea de que el libro fue elaborado no para educar sino para fanatizar, no para iluminar sino para confundir y desviar. A estas importantes omisiones, el autor agrega numerosas falsedades y tergiversaciones históricas, así como una casi inacabable judaización en la que re-bautiza a muchos personajes históricos como cripto-judíos que él -gracias a sus privilegiadas dotes detectivescas que nadie más posee- ha descubierto como tales. Pero en ningún momento nos dice cómo fue que descubrió que tal o cual personaje histórico era un judío, eso sólo lo sabe él mismo, y tenemos que creerle ciegamente, porque así es la naturaleza de la propaganda fanatizante, tiene que ser aceptada sin cuestionamientos. Jamás presenta copia de documento alguno en donde por lo menos en un solo caso nos demuestre que, como él lo afirma, el gobierno del Presidente norteamericano John F. Kennedy “estuvo integrado en más del 90 por ciento por judíos y masones y comunistas conocidos” (esto lo hace en el capítulo XXIV de su libro, “La Conspiración Avanza Rápidamente”), y la procedencia de estas estadísticas sin la debida justificación de las mismas tiene que ser aceptada como un acto de fé del “rumano” que nos está haciendo tan excelsas “revelaciones”.

A continuación analizaremos algunas otras de las “verdades” publicadas en La Gran Conspiración Judía que han sido tomadas como verdaderas por todos los que han abrazado el fascismo en alguna de sus variedades convirtiéndose en feroces antisemitas.

En múltiples ocasiones, “Traian Romanescu” llega al extremo de considerar a sus lectores como unos verdaderos idiotas, unos imbéciles más ingenuos y más ignorantes que un recién nacido. Esto lo vemos claramente en párrafos como el siguiente:

En los planes del Kremlin para apoderarse del mundo árabe, en caso de guerra, Israel con sus 300 mil soldados armados hasta los dientes, con material soviético, tiene el papel principal.

Es de sobra sabido que quienes han estado apoyando con armamento al Estado de Israel desde los tiempos de la guerra fría (término acuñado por el prominente empresario Bernard Baruch, a quien los círculos de la ultraderecha señalan como uno de los “Sabios de Sión”) entre los Estados Unidos y la Unión Soviética e inclusive hasta los tiempos actuales han sido los Estados Unidos, no los rusos ni de ayer ni de hoy. De hecho, uno de los temores mantenidos por la clase política norteamericana y muchos judíos prominentes de aquél entonces era que los estados árabes terminasen cayendo bajo la órbita soviética consituyéndose en un peligro para la existencia del Estado de Israel.

En el capítulo XVI (La Masonería, Instrumento Secreto del Judaísmo) tenemos la siguiente afirmación categórica formulada por “Traian Romanescu”, según la cual “La O.N.U. es un instrumento de la Masonería”:

Después de Inglaterra, la sede central de la Gran Masonería Uni­versal pasó a Ginebra y actualmente se encuentra en Chicago, con una poderosa filial en Nueva York, sede de la O. N. U. Este organismo ju­dío-masónico dirige al mundo libre hacia la catástrofe final: dominio judío universal con ayuda del comunismo soviético.

No es necesario que Spectator lleve a cabo aquí la demolición de este argumento. Ya lo hizo la Alianza Estudiantil Prometeo de la Universidad Iberoamericana dentro de su extraordinario trabajo La Ultraderecha Mexicana: Complot contra México, el cual se recomienda consultar cuanto antes.

Con un trabajo metódico y riguroso de investigación bibliográfica consultando las fuentes originales, el libro La Gran Conspiración Judía puede ser demolido, puede ser reducido a escombros que a su vez pueden quedar reducidos a polvo como polvo es hoy todo lo que queda del “rumano” tapatío “Traian Romanescu”. Desafortunadamente, para desmentir cada falsedad que puede tomar tan solo unas diez palabras en ser enunciada, se requieren por lo menos unas treinta o cuarenta palabras para dar las razones documentadas para invalidar tal falsedad. Es mucho más fácil y mucho más breve decir una mentira que exponerla. Así, si alguien dice sin probarlo que “el traidor Antonio López de Santa Anna que entregó más de la mitad de México a los Estados Unidos fue un descendiente directo de un abuelo cripto-judío sefardita de España de nombre Abraham Isaac López Krevitz”, para refutar tal aserción se requiere recabar el árbol genealógico completo de Antonio López de Santa Anna, cosa que el que formuló tal aserción seguramente nunca hizo porque de haberlo hecho habría anexado una fotocopia del documento o documentos que probarían tal aserción (esto es lo que habría hecho un verdadero académico de la prestigiosa Universidad de Bucarest), y una vez que se tiene a la mano el árbol genealógico completo de Antonio López de Santa Anna si es que es posible llegar tan atrás en el tiempo y encontrar los documentos históricos originales en un largo y costoso trabajo que puede llevar varios meses o inclusive años, es necesario proporcionar la información completa y detallada para llevar a cabo la confirmación o la refutación en forma debida. En un libro que consume un total de 335 páginas bajo el editor de documentos Word de Microsoft, la refutación completa del libro requeriría en cuatro tantos de extensión un total de unas mil doscientas páginas, y todo ello para una obra laboriosa que posiblemente no generaría una ganancia económica que justifique la enorme inversión de tiempo y dinero para elaborarla. Obviamente, no es fácil llevar a cabo la refutación completa del libro La Gran Conspiración Judía inclusive aquí. Pero sí podemos seleccionar algunas partes relevantes de dicho libro con el fin de demostrar que el libro contiene por lo menos esas omisiones, falsedades, tergiversaciones e invenciones, y hecho esto no hay razón alguna para darle credibilidad al resto. Esto es precisamente lo que haremos aquí.

Como era de esperarse, dentro del libro se le rinde culto excelso a Adolfo Hitler, el dictador “salvador” del pueblo alemán y del mundo entero, del cual encontramos varias citas puestas aquí y allá dentro del libro como las siguientes:

Así parece que (los judíos) han paralizado (¿?) la actividad de la Orden Jesuíta, la columna de la Iglesia, y han conseguido que muchos católicos se constituyan de buena fe en defensores del judaísmo, pero en el fondo, el peor enemigo de la Iglesia Católica, y de todas las iglesias cristianas es claramente el Judaísmo Internacional. Mientras tanto, el peor enemigo del judaísmo ha sido Hitler con sus nacionalsocialistas. (En ésto último Spectator está completamente de acuerdo con "Traian Romanescu"; los hornos crematorios de los campos de exterminio de Auschwitz y la inmolación de seis millones de seres humanos sin juicio previo confirma la validez de ésta aserción, aunque a "Traian Romanescu" se le olvidó mencionar también a los homosexuales, los gitanos, e inclusive los sacerdotes católicos que terminaron perdiendo sus vidas en los campos de exterminio masivo de Hitler.)

Aunque tanto el gobierno judío salido de la “Revolución social” de 1918, como el movimiento comunista de la “Liga Spartakus” (Spartakusbund) no consiguieron realizar sus planes en Alemania después de la primera guerra mundial, era patente el incalculable mal causado a este país. Inevitablemente tenía que producirse un violento movimiento antijudío y antimasónico. Con Hitler o sin Hitler, este movimiento de masas, sostenido en gran parte por los militares, la juventud y los intelectuales, debía llegar un día al poder y desplazar a la judería y a sus instrumentos que ya asfixiaban a Alemania.

Como era natural, el movimiento antijudaico contrario a todos los demócratas masónicos que mantenían al país en completa anarquía política y económica, tomó proporción de movimiento nacional de liberación, y culminó con la elevación de Hitler al poder.

Cuando la judería mundial llegó a la conclusión de que con Hitler no se jugaba, y que su programa expuesto en “Mi Lucha” lo realizaba por medio del régimen nacional socialista, comenzó las maquinaciones secretas para derribarlo. Como tenía en sus manos la prensa de casi todos los pueblos “democráticos” y temiendo que Hitler se lanzara contra Rusia judaizada, la judería occidental manejó los asuntos de tal manera que Alemania tuviera que entrar de nuevo en guerra con los países dirigidos por la masonería, es decir, con los países cristianos de Occidente, movidos secretamente por los hebreos, escondidos tras ía máscara de la “democracia”.

Así fue. La segunda guerra mundial comenzó realmente en 1938 con una provocación judía. El 7 de noviembre de ese año el judío Hersehel Grynspan, que había pedido una audiencia en la Embajada alemana de París, mató a tiros al secretario de esta Embajada, Ernest von Rath. Como consecuencia inmediata de este asesinato político intencionalmente ejecutado por un judío, los conspiradores judíos consiguieron sus propósitos: provocar tumultos antijudíos en Alemania. El asesinato provocó en Alemania una lógica explosión antijudaica. Entonces, toda la prensa y los círculos judío-masónicos de Occidente empezaron a chillar que los “pobres” judíos eran injustamente maltratados en Alemania. Los judíos de Polonia empezaron una sistemática campaña de asesinatos y maltratos de la minoría alemana residente en ese país dirigido por la judío-masonería, y se provocaron intencionalmente agrias discusiones en torno a Danzig con las “oportunas” declaraciones de la judío-masonería dirigente de Inglaterra.

Esto último es una de las más burdas falsedades históricas en que se pueda incurrir. La Segunda Guerra Mundial no comenzó con una provocación judía a causa de un asesinato cometido en contra del secretario de la Embajada Alemana en París. La vida de Ernst vom Rath no valía tanto como para justificar el desencadenamiento de un conflicto armado que terminó costando millones de vidas. “Traian Romanescu” no menciona aquí en lo absoluto nada acerca del pacto Molotov-Ribbentrop con el cual, antes de la invasión a Polonia, Hitler se repartió con el dictador Joseph Stalin el territorio polaco. A dos días de ingresar Hitler con sus huestes a Polonia el 1 de septiembre de 1939 matando despiadadamente a todos aquellos polacos que intentaran resistirse a la vil invasión (esto es lo que a fin de cuentas realmente constituyó el ingreso de la Alemania Nazi a Polonia, una vil invasión que los polacos no provocaron) empezó la Segunda Guerra Mundial, en abierta violación al Tratado de Versalles de acuerdo con el cual Alemania tras su derrota en la Primera Guerra Mundial se había comprometido ante las demás potencias europeas a no volver a armarse militarmente hasta los dientes ni a llevar a cabo actos de invasión comprometiéndose a vivir en paz con el resto de Europa. Y de cualquier modo, tiempo después en abierta violación al pacto Molotov-Ribbentrop, Hitler lanzó su acometida en contra de Rusia sin que el dictador Stalin hubiera hecho absolutamente nada en contra de la Alemania Nazi que justificase tal invasión, demostrando con ello que para Hitler los tratados y los “pactos de caballeros” firmados por él tenían tanta validez como el papel sanitario que usaba para limpiarse su trasero. Sin embargo, si el asesinato de Ernst vom Rath no fue lo que detonó la Segunda Guerra Mundial, sí fue lo que detonó en Alemania el inicio del holocausto en contra de los judíos alemanes, los cuales no tuvieron absolutamente nada que ver con el asesinato ocurrido en Francia.

Para “Traian Romanescu” sólo hay dos versiones de la Historia: la suya, y la de todos los demás, incluídos historiadores profesionales, doctores, académicos, etc. La suya es toda la Historia reeinterpretada y vuelta a escribir de principio a fin bajo la óptica de “la gran conspiración judía masónica comunista”, la suya es revisionismo histórico puro. Lo que no haya sido interpretado “correctamente” por él necesariamente es algo que adolece de falsedad. Sólo él es el poseedor de la verdad. A él hay que acudir para saber lo que “realmente” ocurrió. Bueno, a él, y a otros que piensan igual que él. La interpretación “Traianista” de la Historia no abarca únicamente la Historia reciente; se remonta inclusive hasta los tiempos de la Antigüedad. Veamos lo que nos dice acerca de los tiempos de Jesucristo en el capítulo XXII de su libro (El “Pueblo Elegido” a Través de la Historia):

Todo el que estudia la historia de los hebreos comprueba que ésta no es sino una sucesión de conflictos y conspiraciones, con y contra todos los pueblos con los cuales han entrado en contacto. Como actualmente los judíos están en contacto con todos los pueblos del mundo, conspiran contra todos, con la esperanza de que conseguirán realizar ahora su sueño milenario de hacerse los amos absolutos de la tierra.

Después de Herodes I, los romanos llegaron a la conclusión de que cualquier libertad concedida a los judíos constituía un peligro para el mantenimiento del orden, así que quitaron a los reyes judíos del trono de Palestina, dando el poder a unos procuradores, entre los cuales el más conocido es Poncio Pilatos, durante el cual, debido a las intrigas judías, fue crucificado Jesucristo.

Esta última afirmación, desde luego, no es cierta; es una falsedad. Los reyes judíos no fueron quitados “del trono de Palestina” en los tiempos de Poncio Pilatos. Y tan es así que Jesús después de su detención fue enviado por el Procurador romano Pilatos para su juicio ante el hijo del Herodes el Grande (Herodes I), o sea Herodes Antipas, el cual a su vez lo declaró fuera de su jurisdicción y lo devolvió a Pilatos quien fue el que lo vino juzgando. Cabe señalar que la crucifixión jamás ha sido un método de ejecución practicado en ninguna época por ninguna comunidad judía; la crucifixión era una pena romana, por tanto fueron los romanos quienes crucifijaron a Jesús de Nazareth y no los judíos. Sin embargo, tras la gran rebelión ocurrida en el año 66 A.C., la cual concluyó en el año 70 A.C., no sólo los reyes judíos fueron quitados del trono de Palestina, sino que el reino judío desapareció por completo de Palestina.

En el capítulo IV (La Judería Internacional, Madre de la Revolución Comunista de Rusia), “Traian Romanescu” jura tener las pruebas de que el dictador Stalin era un judío (algo que si “demuestra”:

¿QUIEN HA SIDO IOSIF VISSARIONOVICH STALIN?

Por fin, ¿Quién ha sido Iosif Vissarionovich Stalin?, se dice que era un “georgiano de sangre pura”, nacido en Gori, Caucasia, que era ortodoxo y que algún tiempo fue alumno de un seminario, aunque existen varios “documentos”, fotografías y fotocopias, que pueden ser autenticas o falsas, puesto que han aparecido después de la revolución comunista, las informaciones recogidas por oficiales del Servicio Secreto Rumano, en la Caucasia misma, durante la II Guerra Mundial, resuelven por lo menos para nosotros todo el misterio de la vida y carrera de Stalin.

Como religión parece que la familia de Stalin fue ortodoxa, pero como “raza” Stalin no era georgiano puro. Algunos judíos que viven aislados dentro de la sociedad cristiana prefieren muchas veces adoptar formalmente nuestra religión, por motivo de comodidad, para no ser mirados por los cristianos como individuos peligrosos. Pero esto no ha cambiado en nada el carácter de esta gente y cada vez que tienen la posibilidad se vuelven contra su religión adoptiva, de cuya protección no necesitan más, y como buenos judíos, buscan destrozarla. Stalin el dictador rojo fue de origen judío y hay multitud de pruebas. (¿?)

El nombre real de Stalin fue Iosif David Vissarion Djugashvilli, llamado también Kochba. Los nombres Iosif (José) y Vissarion, o sea el de Stalin y su padre, no son utilizados por la población ortodoxa de Caucasia, y generalmente, al ser bautizados, los ortodoxos no reciben nombres de origen judío como Iosif, Benjamín, Salomón, Daniel, Miriam, etc., sino más bien nombres de origen latino, griego y eslavo, excepto los locales. Por consiguiente el nombre de Stalin indica desde el principio que es de origen judío. (José es un nombre judío, y ello no implica en lo absoluto que el Presidente mexicano José López Portillo haya sido un judío, como tampoco lo son los cientos de millares de mexicanos con nombres bíblicos judíos tales como David, Daniel, Abraham, Isaac, Jacobo, Israel, Isaías, etc.)

Su apellido “Djugashvilli” traducido del georgiano significa: “hijo del judío” En la lengua georgiana hay para la palabra “judío” la expresión literaria “uria”, pero hay también la palabra “djuga” sinónimo de “uria”, indicando a los judíos de Caucasia según su origen, ya que han llegado ahí desde una colonia portuguesa. La otra parte del apellido de Stalin, o sea “villa” significa: “hijo”. (De todas las falsedades metidas deliberadamente por "Traian Romanescu" en su libro, ésta quizá sea la peor de todas. El apellido se deriva de una palabra aún utilizada en la región de Osetia, la palabra djuga o dzhuga. Cualquiera que pase unas cuantas semanas en dicha región se dará cuenta de que djuga no significa "judío". Esto se discutirá un poco más a fondo posteriormente.)

El nombre de Kochba o Koba, bajo el cual era conocido Stalin como revolucionario en Caucasia, no es otra cosa que el mismo nombre de legendario de otro revolucionario judío llamado Bar-Kochba, que durante el año 165 después de Jesucristo dirigió una revolución de los judíos contra los romanos en la época del Emperador Adriano. En ocasión de esa revolución, Bar-Kochba fue declarado “Mesías” por los grandes rabinos judíos, pero su revolución termino catastróficamente para la judería, que fue totalmente dispersada por los romanos en diversas provincias del Imperio. El verdadero nombre de Stalin traicionaba su origen judío (¿?) y por eso prefirió cambiárselo por el de José Vissarionovich Stalin, o sea un nombre “ruso”. (Efectivamente, Stalin en su época como revolucionario cambió su nombre a Koba, no a Kochba. Pero resulta que Koba, lejos de ser un judío, era un héroe nacional de Georgia, una especie de Robin Hood; como Pancho Villa lo fue para muchos mexicanos. Stalin quería ser visto por sus "camaradas" revolucionarios como una especie de Koba.)

El mismo origen judío estaba demostrado por la fisonomía de este asesino. (¿?) Los georgianos son generalmente hombres altos y bien desarrollados de físico, mientras que Stalin media apenas 1.60cm de estatura, hecho que lo obligaba a subir en una silla “invisible” detrás de los muros del Mausoleo de Lenín para lucir más imponente frente a las masas, durante los interminables desfiles de la Plaza Roja de Moscú. (El Ministro de Propaganda Nazi de Hitler, Joseph Goebbels, era un "chaparro", y no por ello era un judío, de lo cual podía dar fé el mismo Hitler.)

La fisonomía de la cara de Stalin era típicamente judía (¿?) y quizás por eso, para esconder sus visibles rasgos, todas las fotografías de Stalin publicadas eran previamente retocadas. (¿?)

La familia, o mejor dicho las familias de Stalin, han sido puramente judías. (¿?)

La primera esposa de Stalin fue la judía caucasiana Katy Schwanitz conocida bajo el seudónimo de Katy Svanize. Esta fue la madre de Jacob Davodovich Dugashvilli (¿Por qué Jacob y no un nombre autentico ruso o caucasiano?), el hijo mayor de Stalin, capturado durante la guerra por los alemanes el 16 de Julio de 1941 y después desaparecido, probablemente ejecutado al final de la guerra. (Aquí tenemos una falsedad rotunda de "Traian Romanescu". Ekaterina Semyonovna Svanidze, el nombre auténtico de la primera esposa de Stalin y no un seudónimo como pretende hacernos creer "Traian Romanescu", jamás fue una judía. Su nombre no era un nombre judío, era un nombre típicamente Georgiano, y ella pertenecía a la Iglesia Ortodoxa de Georgia. Esta es una de las afirmaciones que más fácilmente se pueden desmentir con pruebas documentales en la mano. El nombre Katy Schwanitz es un nombre que bajo los motores de búsqueda de Internet sólo aparece en unos cuantos sitios de Internet propios de la extrema derecha, los cuales se pueden contar con una mano, y sobran muchos dedos.)

La segunda esposa de Stalin fue Nadia Alellujah, conocida bajo el seudónimo de Alelujeva. Exsecretaria particular de Stalin, se convirtió en su esposa y es la madre de Vassily Stalin y de Svetlana Stalin. Nadia Allelujah fue asesinada por su propio marido, en 1932 a causa de sus relaciones amorosas con el judío Gleitzer (¿?), ejecutado el mismo año por Stalin, como “Trotskista”. El “suicidio” de Allelujeva es una mentira difundida por los comunistas, para camuflar el hecho de que Stalin asesino a su propia esposa. (El mismo "Traian Romanescu" enfrenta dificultades aquí para "demostrar" que la segunda esposa de Stalin era una judía, y simplemente lo sugiere con un juego de palabras, pero no lo afirma. La afirmación de que Stalin asesinó a su segunda esposa por tener relaciones amorosas con un judío es una invención más que sólo se encuentra en los libros de la ultraderecha, la cual jamás ha sido probada por los neo-Nazis.)

La tercera esposa del dictador rojo fue, es decir Rosa Kaganovith es, como se sabe, hermana de los famosos Kaganovitch, judíos que tienen el verdadero control de la URSS (¿? ¿Y Stalin; en dónde quedó?), puesto que son los únicos que a pesar de los cambios característicos del Gobierno rojo se han quedado en los puestos claves y controlan la más importante rama de la vida comunista: la industria. (El matrimonio entre una hermana de Lazar Kaganovich con Stalin es otra fantasía muy recurrida en la propaganda de la extrema derecha, rastreable al libro El Lobo del Kremlin del periodista norteamericano Stuart Kahan, publicado en 1987, en donde se habla de un supuesto matrimonio secreto entre Stalin y una tal Rosa Kaganovich. Sin embargo, esta aserción jamás ha sido probada por nadie, incluído el mismo "Traian Romanescu". Muchos han puesto en tela de duda ésta afirmación, incluída la familia Kaganovich que niega que la supuesta "Rosa" y Stalin se hayan reunido alguna vez, e inclusive aportan el dato de que la hermana de Kaganovich ni siquiera se llamaba Rosa. Esto está documentado en un manifiesto público hecho por los miembros que aún quedan de la familia Kaganovich, los cuales inclusive aportaron sus propias pruebas que desmienten a Stuart Kahan Todo indica que la tal Rosa Kaganovich es un personaje ficticio al igual que el inexistente rabino Emmanuel Rabinovich el cual con un apellido así, ¿quién dudará que se trata de un rabino?, al igual que nadie dudará que alguien que lleve el apellido Romanescu sea un rumano. No existe fotografía alguna de ella, no hay nadie en Rusia que parezca haberla conocido ni pueda señalar el lugar en donde esté enterrada o el domicilio en donde se le pueda encontrar. Aquí hay algo interesante. Puesto que el libro La Gran Conspiración Judía apareció publicado en 1961, y el libro de Stuart Kahan apareció publicado en 1987, 26 años después, cabe preguntarse: ¿Se basó Stuart Kahan en el libro La Gran Conspiración Judía publicado en México para poner en su propio libro el "dato" del supuesto matrimonio secreto entre Stalin y una hermana de Lazar Kaganovich? Esto podría servir para documentar la enorme influencia internacional que ha tenido fuera de México la literatura elaborada por "Traian Romanescu" desde su plataforma de operaciones en la ciudad de Guadalajara.)

El segundo hijo de Stalin, es decir, Vassily Iosiphovich Djugashvilli actualmente General de Aviación, llamado el “Halcón de la URSS” mientras vivía su padre, tiene una de las más típicas caras de judío que se puedan imaginar: pelo rojo, cara llena de pecas, orejas largas y labios gruesos. (¿?) (¿Así es como se deben ver los judíos? ¿Así era la fisonomía del judío europeo Albert Einstein? ¿Así es como se ven los habitantes del Estado de Israel, especialmente los judíos ortodoxos? ¿Así era el aspecto de Jesús y sus Apóstoles?) Mientras Stalin vivió, su hijo habitaba en Moscú y era uno de los personajes más repugnantes de la banda del Kremlin.

La hija de Stalin, Svetlana, se casó en 1951 con el judío Miguel Kaganovitch, uno de los Amos actuales de la Unión Soviética, ¿Por qué no se casó Svetlana con un ruso cualquiera, sino con un judío? Naturalmente porque ella es judía y respeta las prescripciones del Talmud, que prohíbe a los judíos casarse con no-judíos para preservar su raza elegida de dios.” (No existe evidencia alguna de que Svetlana Alliluyeva haya estado casada jamás con el tal Mikhail Kaganovich, y la misma Svetlana quien aún vive ha negado consistentemente tales versiones que no han podido ser corroboradas por los neo-Nazis inclusive tras el colapso de la Unión Soviética. Esta es una fantasía mantenida con vida casi perpetua por los círculos ultraderechistas fascistas que insisten en perpetuar el mito sin presentar jamás prueba alguna para probar su dicho. Por otro lado, si fuera realmente cierto que a los judíos les está estrictamente prohibido casarse con no-judíos, el científico Enrico Fermi a quien "Traian Romanescu" alaba refiriéndose a él como "el gran físico italiano ERICO FERMI, descubridor de la reacción ató­mica en cadena, sin la cual no hubiera sido nunca posible alcanzar las grandes explosiones atómicas fuera de un laboratorio físico, que es el verdadero padre de la era atómica y de la bomba atómica" jamás se habría podido casar con la judía Laura Capon, ni al conocido actor Leonardo di Caprio le hubiera sido posible ser la pareja sentimental de la modelo israelita Bar Refaeli, ni al cantante mexicano Christian Castro le hubiera sido posible casarse con la judía argentina Valeria Lieberman, al igual que centenas de millares de otros no-judíos que se han casado con judíos y judías o que son parejas sentimentales de judíos y judías.)

Durante los años 1949-1950 Svetlana Stalin estaba en relaciones “amorosas” con el periodista judío Alexey Keplen. (No se trataba de un periodista, se trataba de un cineasta.) Svetlana hubiera encontrado mucho más fácil en el “paraíso” de su padre, a un ruso para satisfacer sus necesidades amorosas. Pero los rusos de hoy son los esclavos de la judería camuflada bajo los seudónimos y no pueden permitirse el “honor” de mantener relaciones con sus “excelencias judías”, del calibre de Svetlana Iosophovich Djugashvilli. ("Traian Romanescu" se abstiene de mencionar aquí que, efectivamente, Svetlana sí llegó a enamorarse de un cineasta judío de nombre Aleksei Kapler, con el que sostuvo un breve romance, pero que esta fué una relación que Stalin desaprobó a grado tal que este pobre hombre terminó aprisionado en 1942 por su atrevimiento. Kapler fue sentenciado a diez años de trabajos forzados en la remota ciudad de Vorkuta... ¡cerca del Círculo Artico! Y contrariamente a lo que pueda haber afirmado "Traian Romanescu" en sus libros, Aleksei Kapler no fue el único judío que la pasó muy mal en la Rusia Soviética, tanto judíos como no-judíos tuvieron que aguantar la obstinada fidelidad de la burocratizada maquinaria gubernamental soviética a un sistema socio-económico casi elevado a religión que estaba predestinado al fracaso. La misma Svetlana Alliluyeva huyó del "paraíso comunista de los trabajadores" el 6 de marzo de 1967 cuando solicitó asilo político a la Embajada norteamericana en India, y ella misma se encargó de denunciar las barbaridades que se llegaron a cometer bajo el régimen de su padre. Esto último es un evento de gran trascendencia y significado que ocurrió seis años después de la publicación del libro La Gran Conspiración Judía y que tomó por sorpresa a todos los neo-Nazis alrededor del mundo. De haber previsto que tal cosa podría suceder, de seguro "Traian Romanescu" jamás habría hecho mención alguna de Svetlana Alliluyeva en su libro; e inclusive hubiera deseado recoger todas las copias impresas de su libro para hacer dicha "corrección" borrando toda mención de Svetlana, que al fin y al cabo para eso es para lo que son muy buenos los revisionistas, para re-escribir la Historia inventándola de nuevo a su manera. Dicho sea de paso, el apellido medio de Svetlana jamás fue Iosophovich, sino Iosifovna, siguiendo la costumbre rusa, derivando su apellido medio del nombre propio Iosif de su padre.)

¿Cómo se explica el hecho de que el “georgiano de sangre pura” se ocupe de la cuestión nacional judía, aún desde 1912? Durante este año Djugashvilli escribía un artículo titulado “El problema nacional y la social-democracia”, en el cual trataba especialmente el problema nacional de los judíos. En el mencionado artículo publicado en Viena en los números 3, 4 y 5 de la revista “Prosvecenie” de 1913, Stalin mencionaba la existencia de un gran número de judíos en Daghestan y Caucasia, es decir en su país de origen, y estudiaba la posibilidad de constituirlos en Nación (¿? Stalin jamás en su vida como dictador hizo absolutamente nada por constituír un Estado judío dentro de la Unión Soviética, y vaya que podría haberlo hecho si hubiera querido al estar gobernando con mano de hierro a su país; nadie lo hubiera cuestionado so pena de terminar deportado a Siberia o con un balazo en la nuca. Por el contrario, su interés era asimilar e integrar a los judíos con el resto de la población, del mismo modo que en los Estados Unidos han integrado plenamente a los negros africanos en la vida nacional después de sus largos años de esclavitud en el Sur.) Antes de escribir este artículo, Stalin había estudiado multitud de trabajos judíos sobre dicha cuestión, entre los cuales “El problema nacional” de Springer (Das Nationale Problem, Leipzig-Vienna, 1902), y “La cuestión nacional de los judíos y la social-democracia” de Bauer, ambos judíos de Alemania (¿?), más los Protocolos del IV, VI y VII Congreso del Bund Judaico, que han tenido lugar respectivamente en Bielostock (Polonia) en Abril de 1901, en Zurich en Abril de 1905 y en Lwov en Diciembre de 1906. ¿Por qué tanto interés de Stalin en las cuestiones judías, aun mucho antes de la Revolución comunista?

A continuación, haremos un brevísimo resumen acerca de la etimológía de la palabra Djuga, ya que la duda puede persistir en el lector de que la palabra Djugashvilli efectivamente pueda significar “hijo de judío”. En relación al posible origen etimológico de esta palabra, existen dos posibilidades. La palabra puede tener un origen Georgiano o puede tener un origen más provincial, osético. (Osetia es una región situada dentro de Georgia, en las altas regiones montañosas del Cáucaso.) Si la palabra deriva de la región Osética de Georgia entonces lo que tenemos es la raíz djogi que significa “rebaño”. Y si la palabra tiene una derivación más general (Georgiana), entonces esta segunda posibilidad se traduce en el significado “hijo de Dzhuga” (o “Djuga”). Y la palabra Dzhuga no tiene significado alguno (así como las palabras Pérez o Facundo no tienen significado en Español). Esto lo podemos confirmar en varios documentos como Predki Stalina (este documento está en el lenguaje Cirílico propio de la lengua rusa), del académico ruso A. V. Ostrovskij (Genealogicheskij vestnik, 2001, número 1). Bajo ninguna circunstancia la palabra tiene un origen que signifique judío. Un análisis etimológico riguroso de ésto último requiere de cierta familiaridad con el alfabeto Georgiano y queda fuera de los alcances del análisis que estamos llevando a cabo, habiendo además muchos detalles finos como el hecho de que muchos Osetianos adoptaron la costumbre de cambiar la terminación osética “ev” reemplazándola por “shvili” con lo cual la palabra osetiana Dzhugayev quedaba substituída por la más Georgiana palabra Dzhugashvili (sobre ésto consúltese el libro “The Children of Arbat” de Anatoly Rybakov), de lo cual el prestigioso académico Ivane Dzhavakhishvili reconoce incluso que algunas palabras bajo la influencia del idioma Ruso sufrieron modificaciones y que como resultado de la destrucción por acción del tiempo de archivos antiquísimos no hay posibilidad de poder establecer confiablemente el origen y la etimología de muchas palabras usadas en Georgia. De cualquier manera, se sabe a ciencia cierta que el padre de Stalin no era un judío por haber nacido en el seno de una familia cristiana campesina perteneciente a la Iglesia Ortodoxa, en la villa de Didi-Lilo en Georgia. A su vez, el padre de éste (el abuelo de Stalin) de nombre Vano, era un cuidador de los viñedos del Príncipe Georgiano Badur Machabeli en la villa de Didi Lilo cerca de Tiflis (hoy Tbilisi). Para otra confirmación de la procedencia etimológica del apellido dizque “judío” de Stalin, se recomienda consultar más a fondo referencias tales como al eminente lingüista Boris Ottokar Unbegaun (1898-1973), filólogo, estudioso de la cultura eslávica, y Profesor de la Universidad de Oxford, co-autor del famoso “Oxford Russian Dictionary”, específicamente su libro “Russian Surnames derived from aphetic baptismal names (Melbourne Slavonic Studies)”, publicado en Londres en 1972. En última instancia, existe una prueba infalible para verificar la falsedad rotunda de la afirmación de que la palabra “Djugashvilli” traducida del georgiano significa “hijo de judío”, y esta consiste en tomar un boleto de avión para trasladarse en persona hasta Georgia para preguntárselo directamente a los etimólogos y lingüistas de la Universidad Estatal de Tbilisi (la cual graduó a un filólogo de la talla de Ilia Abuladze y a un lingüista de la talla de Arnold Chikobava) o la Universidad Estatal Ilia Chavchavadze. O mejor aún, sin necesidad de incurrir en tanto gasto, pueden remitir un correo electrónico a los expertos georgianios en la etimología de la lengua eslava para salir de dudas. En estos lugares tienen muy buenos académicos de fama mundial, todo lo contrario a pseudo-académicos fantoches como “Traian Romanescu” que sólo sirven como objeto de estudio principalmente a psicólogos y psiquiatras.

Y ultimadamente, la mejor prueba de que Stalin no era judío nos la dejaron el mismo Hitler y los Nazis. Si cualquiera de los argumentos expuestos arriba por “Traian Romanescu” hubiera tenido alguna validez, los Nazis que tenían a su disposición el enorme poderío investigativo de sus servicios de inteligencia así como a académicos con nivel de Doctorado laborando en las mejores universidades ya lo habrían descubierto ellos mismos, y habrían explotado propagandísticamente cualquiera de los “datos” anteriores que pudieran confirmar remarcando: “He aquí la prueba contundente de lo que afirmamos; Stalin es un judío que se ha apoderado de Rusia, y por ello la gran conspiración judía-comunista es un hecho fuera de toda duda”, lo cual nunca hicieron, y no sólo no lo hicieron sino que el mismo Hitler jamás se refirió a Stalin identificándolo como un judío. “Traian Romanescu” podría responder a esto diciendo “es que en Alemania jamás tuvieron a nadie tan inteligente, tan sagaz, tan astuto, tan buen detective, como yo. ¿Quién mejor que yo?”.

En el caso de Stalin, no es tan difícil perforarle a “Traian Romanescu” sus pruebas del presunto “judaísmo” de su “acusado” porque se trata de un personaje histórico ampliamente estudiado de mil maneras diferentes a grado tal que es ya muy poco lo que se desconoce acerca de él. Sin embargo, ello no detuvo a “Traian Romanescu” de arriesgarse a judaizar a Stalin exponiéndose a quedar en el ridículo como ha quedado aquí. Y si hizo ésto con un personaje tan conocido, ¿qué habría de impedirle continuar con este mismo proceso con otros personajes menos conocidos en los cuales sería más difícil exhibirle a “Romanescu” sus mentiras? Esto sale a colación porque en su libro "Romanescu" señala como judíos a muchos otros personajes. Sin presentar pruebas documentales de sus señalamientos, claro está, porque él está para “revelar” situado desde un plano muy superior al resto de los mortales, y los demás están para desmentirlo si es que cuentan con los recursos para hacerlo. Para sus seguidores, si “Romanescu” afirmaba que alguien como el actor Johnny Weissmuller era un judío, pues entonces así tenía que ser, y no había nada más que decir al respecto. Todos los demás incluyendo académicos e historiadores y sociólogos de renombre tenían que probar rigurosamente cada línea e inclusive cada palabra de lo que afirmaban, menos “Traian Romanescu”. Atreverse a cuestionarlo era anatema.

En el capítulo XVII (La Tragedia del Pueblo Norteamericano), al igual que como lo hace en otros capítulos de su libro, “Traian Romanescu” se dá rienda suelta judaizando o señalando como comunistas encubiertos a una gran cantidad de personajes ampliamente conocidos en los Estados Unidos en la década de los sesenta relacionados con los sindicatos laborales más importantes de dicho país, y no porque fueran conocidos como judíos, ya que el “judaísmo” de estos personajes es algo que “Traian Romanescu” de alguna manera que nunca le reveló a nadie descubrió mágicamente por cuenta propia sentado en el escritorio de su residencia en algún lugar de la ciudad de Guadalajara en México sin tener que salir a hurgar en los archivos de las oficinas del registro civil, sino porque era gente prominente que tenía que ser judaizada a toda costa para darle más credibilidad a la propuesta de “la gran conspiración judía masónica comunista”. La lista es la siguiente y se invita a los lectores a que a través de Internet confirmen por cuenta propia cuáles de estos personajes realmente eran judíos o comunistas y cuáles no (AFL es el acrónimo de la American Federation of Labor, y CIO es el acrónimo del Congress of Industrial Organizations):

Walther Reuther, presidente del CIO y líder de la UAW (United Automobile Workers). Su padre, Jacob Reuther, huyó de Alemania en 1892, para evitar que sus hijos hicieran el servicio militar. Es comunista camu­flado (¿?), ya que después de ser expulsado de las fábricas Ford por agitador, fue recibido en la URSS por el gobierno soviético; se le facilitó colocación en la fábrica soviética de automóviles en la ciudad de Gorky (Efectivamente, Walther Reuther viajó a Rusia y trabajó como obrero durante 18 meses en una planta de automóviles que fue construída en dicho país por nadie menos que el mismo industrial antisemita norteamericano Henry Ford, el autor del libro "El Judío Internacional" tan venerado en los círculos de la ultraderecha. Más que atacar a alguien que laboró como simple obrero en dicha fábrica, "Traian Romanescu" debería de haber atacado inmisericordemente al industrial norteamericano que le construyó dicha fábrica a los soviéticos. ¿Por qué no lo hizo?) Ningún individuo puede penetrar en esas condiciones en la Rusia soviética, si no es comunista activo y comprobado” judío

George Meany, presidente de la AFL, ?
Mathew Woll, vicepresidente de la AFL, judío
William Schnitzler, secretario de la AFL, judío
Arthur J. Goldberg, consejero general del CIO, judío
Harry C. Bates, jefe del sindicato de los alhamíes dependientes de la AFL, judío
David McDonald, jefe del sindicato de la industria del acero, dependiente del CIO, judío
David Dubínsky, jefe del sindicato de la industria de ropa para mujer, dependiente de la AFL, judío
Franfc Rosenblum, jefe del sindicato de la industria de la ropa, afiliado al CIO, judío
Joseph Curran, jefe del sindicato marítimo, judío
O. A. Knight, jefe del sindicato de petroleros, afiliados al CIO, judío
Emil Rieve, jefe del sindicato de la industria textil, afiliado al CIO, judío
Jacob Potofsky, otro jefe sindical de la industria de la ropa, judío
Daniel W. Tracy, jefe del sindicato de electricistas, afiliado a la AFL, judío
Charles Mac Gowan, jefe del sindicato de los calderos, afiliado a la AFL, judío
L. S. Buckmaster, jefe del sindicato de la industria del hule, afiliado al CIO, judío
Albert J. Hayes, jefe de los obreros maquinistas sindicalizados, dependientes de la AFL, judío
J. Albert Woll, consejero general de la AFL, judío
Dan Tobin, jefe del sindicato de choferes de camiones, judío
Albert Fitzgerald, jefe del gremio de los electricistas, judío

En esta lista, si el secretario-tesorero de la AFL-CIO William F. Schnitzler era un judío, esto es algo que “Traian Romanescu” sólo él lo supo, y -como siempre- no dijo en su libro cómo fué que obtuvo tal dato, un hábito al que deben acostumbrarse los lectores de “Romanescu” que están obligados a creer en su palabra como si fuese un dogma. Y lo mismo vá para otros en la lista como David J. McDonald, Daniel W. Tracy (1886-1954), y el descendiente de escoseses-ingleses Orie Albert “Jack” Knight de la Oil, Chemical and Atomic Workers International Union (OCAWIU). O como L. S. Buckmaster de la United Rubber Workers of America, el cual... ¡tenía fama de ser un conservador! Por otra parte, si nos ponemos a investigar un poco, encontraremos que en el libro The Fighting Machinists, A Century of Struggle, el historiador Robert G. Rodden claramente identifica a Albert J. Hayes, presidente internacional de la International Association of Machinists (IAM) de 1949 a 1965, como un descendiente de alemanes radicados en Milwaukee, nacido en los Estados Unidos el 14 de febrero de 1900, el séptimo de una familia de diez hijos, pero en ninguna parte de su libro señala que haya sido judío. Entonces... ¿cómo supo “Romanescu” que Hayes era judío? ¿Usó sus dotes adivinatorias? ¿Se lo preguntó a Hayes en persona?

“Traian Romanescu” agrega inmediatamente lo siguiente después de haber puesto en su libro la lista espectacular que acabamos de ver:

Mucho me interesaría saber si hay algún jefe sindical “americano” que no sea judío o por lo menos masón, es decir, miembro de la misma conspiración internacional judaica. Los sindicatos constituyen un poderoso factor económico y estando controlados por los judíos (¿?), ellos tienen la posibilidad de paralizar industria y economía cuando les da la gana (¿?). Basta poner condiciones inaceptables a los patronos cristianos, naturalmente hablando en nombre de los obreros, para que haya motivo “legal” de proclamar huelgas. (¿Entonces líderes sindicales como el sempiterno líder charro de la CTM Fidel Velázquez al igual que la corrupta lideresa del SNTE Elba Esther Gordillo Morales eran o son judíos? ¡Pues sí, judíos todos ellos, a menos de que le demuesten lo contrario a "Traian Romanescu" y a los continuadores de su obra en la ciudad de Guadalajara!)

En el capítulo XIII de La Gran Conspiración Judía, (El Comunismo Judaico de America, La Técnica de los Seudónimos) “Romanescu” nos habla acerca de esta “Técnica de los Seudónimos”, según lo cual:

El judío conspirador busca siempre esconder su propio nombre o apellido hebreos, como el ladrón esconde la cara, pues sabe que los diversos pueblos en medio de los cuales ha vivido, aprendieron por experiencia que el judío es un individuo peligroso y por eso evitan tener relaciones con él. Para vencer esta dificultad, la judería internacional ha adoptado desde hace siglos la costumbre de recomendar a sus miembros que utilicen seudónimos.

Esto es interesante, porque si alguien esconde su verdadero nombre detrás de seudónimos son precisamente los afiliados a las organizaciones secretas de la extrema derecha mexicana tales como la Organización Nacional del Yunque. La misma sociedad ultraderechista secreta “Tecos” que opera desde su principal plataforma de operaciones en la Universidad Autónoma de Guadalajara fundada por Carlos Cuesta Gallardo junto con los hermanos Leaño Alvarez del Castillo, posiblemente la organización neo-Nazi más peligrosa del continente americano por la cantidad de neo-fascistas que está graduando así como el enorme poderío que está amasando a través de sus contactos y redes de infiltración tanto dentro como fuera de México, utiliza seudónimos en todas sus reuniones clandestinas y los reportes que los Tecos entregan dando cuentas de sus actividades de infiltración y espionaje. Si en alguna parte podemos ver la impronta de “Traian Romanescu” es precisamente aquí, en la práctica del uso de seudónimos como el ladrón que esconde la cara. ¿Puede haber mayor cinismo, puede haber mayor hipocresía que ésta?

Es precisamente dentro de este capítulo “Técnica de los Seudónimos” en donde “Traian Romanescu” repite una fantasia ampliamente divulgada en los círculos de la extrema derecha, la fantasía de que el Presidente norteamericano Harry S. Truman era un judío, y lo hace afirmando que:

Hay casos en los que ni el nombre ni el apellido pueden mostrar el origen judío de un individuo. Entonces queda el nombre del padre que lo denota inmediatamente como por ejemplo Harry SALOMÓN Truman.

Al respecto, Spectator, en la sección de comentarios de su trabajo La Extrema Derecha Mexicana, el sábado 11 de noviembre del 2006 formuló un reto mundial invitando a que uno de los comentaristas, un Teco de la Universidad Autónoma de Guadalajara que ha estado recurriendo al seudónimo de Goliath (seguidor fiel de las enseñanzas de su maestro “Traian Romanescu” en lo relativo al uso de seudónimos), a que probara documentalmente de manera definitiva e irrefutable el presunto judaísmo del Presidente Truman. Hasta la fecha, casi dos años después, ese reto sigue sin ser contestado, ni por el Teco Goliath ni por ninguno de sus simpatizantes tanto en México como fuera de México desde Argentina hasta España, y vaya que han tenido mucho tiempo para ello.

Veamos lo que nos dice “Traian Romanescu” al hablar despectivamente en términos derogatorios acerca del gran físico judío-alemán Albert Einstein (esto lo hace en el capítulo XIV de su libro, “El Espionaje Comunista, Obra Maestra de la Judería”):

En lo que se refiere a las teorías de Einstein, en torno al cual se ha hecho tanta propaganda, tanto por los judíos de Oriente como por los de Occidente, yo considero muy interesante su “teoría de la relatividad”; pero las demás me parece que son más especulaciones fantasiosas y fantásticas que obras científicas. No debe olvidarse que antes de la muerte de Einstein se reunió en Norteamérica un congreso de 400 sabios para discutir las nuevas teorías científicas de Einstein. Las conclusiones de ese congreso fueron que dichas teorías no son más que “fósiles”, sin un verdadero fundamento científico (¿?). Para salvar el mito de Einstein, convertido por la prensa en “el mayor genio científico de nuestros tiempos”, la misma prensa interesada se lanzó en una campaña de insultos contra los sabios participantes en dicho congreso, calificándolos de “incapaces” de comprender las teorías del “supergenio”... El tiempo decidirá cuál ha sido el valer científico real de ese judío.

Subiéndose él mismo al pedestal de bien informado e ilustradísimo científico, capaz de comprender asuntos tales como el cálculo tensorial y geometrías no-euclideanas, “Traian Romanescu” no vacila en denigrar y demeritar la obra de Einstein por el solo hecho de que era un judío. Una de las teorías de Einstein que a “Traian Romanescu” le parece que son “más especulaciones fantasiosas y fantásticas que obras científicas” debe serlo la explicación del efecto fotoeléctrico por lo cual Einstein recibió el Premio Nóbel de Física en 1921, como también debe serlo la fundamentación sobre bases teóricas del movimiento Browniano con lo cual la teoría atómica dejó de ser objeto de especulaciones para convertirse en una realidad susceptible de ser confirmada experimentalmente en el laboratorio usando las ecuaciones obtenidas por Einstein para la explicación del movimiento Browniano. Al empezar el tercer milenio, el tiempo ha decidido ya "el valer científico real de ese judío", y la conclusión sigue siendo la misma: el consenso de la comunidad científica continúa clasificando a Albert Einstein como uno de los más brillantes científicos del siglo XX.

Si queremos las pruebas de que “Traian Romanescu” estaba totalmente a favor de la discriminación racial y totalmente en contra de la democracia, sólo tenemos que leer un párrafo como el siguiente (Capítulo XVI, “La Masonería, Instrumento Secreto del Judaísmo”):

En Sudáfrica el judaísmo masónico trabaja por intermedio del llamado “United Party” (Partido Unido, dirigido por el judío (¿?) Jacobus Gedeón Nel Straus), que utiliza el conocido método judaico de levantar a los pueblos de color contra los blancos (¿?). El régimen nacionalista del doctor Malan es calificado por las agencias noticiosas judío-masónicas de todo el mundo como “régimen de dictadura” y el doctor Malan de “racista” y “nazi”. El espíritu cristiano de la población blanca de ese país impide a los judío-masones obtener el poder por medio de elecciones y toda la propaganda que se hace en favor del derecho de voto de los negros tiene el fin de utilizar a esa masa de votantes de color para obtener el control del gobierno “legalmente”.

Aquí estamos hablando de una época gris en la que en Sudáfrica una minoría blanca dominaba a una gran mayoría negra negándole su derecho de voto (¡negros discriminados en tierra de negros!), algo que en la ultraderecha es propio y justo sobre la creencia en la “superioridad de las razas” entronizada a grado de dogma por la Alemania Nazi. La extrema derecha jamás ha sido simpatizante de la democracia, a la cual detesta, y es por esto que no tiene problema alguno con el hecho de que sátrapas como Hitler y Franco hayan sido dictadores vitalicios. Aunque en los círculos de la ultraderecha la palabra “nacionalista” es interpretada como “nacional-socialista”, algo afín a las creencias enarboladas por los Nazis alemanes, el Partido Nacional de Sudáfrica pese a su nombre jamás fue un partido con ideología fascista. Sin embargo, sí fue un partido conservador, y sobre todo, racista, ganando con ello las simpatías de “Traian Romanescu” y sus seguidores. El 12 de marzo de 1949, Daniel François Malan ya convertido en Primer Ministro de Sudáfrica aclamó los resultados de su victoria en las urnas (en una elección en la que no se permitió votar a ningún negro) como una señal de que Sudáfrica aprobaba su política de segregación racial conocida como Apartheid. En Estados Unidos, grupos supremacistas blancos anti-negros (y anti-mexicanos por añadidura) como el Ku Klux Klan aplaudieron el triunfo de Malan del modo más entusiasta, como también fue muy aplaudido dicho triunfo en México en la ciudad de Guadalajara por la gente que ya conocemos. Hoy esa época de discriminación racial es algo que muchos sudafricanos tanto blancos como negros quisieran olvidar; pero afortunadamente ya están superando éste trauma histórico viviendo en armonía blancos y negros, con los negros ejerciendo su derecho de voto como se acostumbra en cualquier otra democracia que realmente lo sea.

Veamos ahora cómo el revisionista “Traian Romanescu” le demuestra al mundo entero que, al decir de él y otros como él, el Holocausto Nazi nunca ocurrió, lo cual hace en el capítulo XXII (El “Pueblo Elegido” a Través de la Historia):

En Alemania la judería intentó apoderarse del gobierno inmediatamente después de la primera guerra mundial (¿?), pero no pudo mantenerse mucho tiempo. Hitler dio a los conspiradores uno de los más fuertes golpes de su historia. Pero los mosaicos liquidados entre 1938 y 1945, no son seis millones ¡ni con mucho! como pretende la judería para provocar la compasión del mundo. (¿?)

¡6.000,000! de “elegidos” que se pretende han sido ejecutados por los alemanes. De Alemania fueron 900,000 (judíos) a cambio de millones de alemanes que murieron en la guerra. Los alemanes perdieron su patria (¿?), en cambio los judíos ganaron su Estado Judío.

¡6.000,000!... Estos datos facilitados naturalmente por los judíos y sus instrumentos masones, comunistas, etc., son falsos (¿?). Si tenemos en cuenta solamente a los judíos de Rumania, Polonia y Hungría, no fueron muertos ni la cuarta parte de lo que se dice. (¿?)

Estas diatribas feroces ya han sido respondidas en las otras bitácoras de Spectator accesibles en Internet, lo cual hace innecesario que sean duplicadas aquí.

Si lo deseamos, podemos seguir perforando más agujeros en el libro La Gran Conspiración Judía, pero ello nos tomaría aquí un espacio considerable. Podemos adoptar dos posturas: la primera consiste en que si el libro fue forjado con, digamos, unas 2 mil 105 mentiras y falsedades sumadas a 487 citas tomadas deliberadamente fuera de contexto además de las omisiones de que adolece, la tesis central de “Traian Romanescu” sigue siendo válida mientras no se hayan expuesto en su totalidad todas esas mentiras, falsedades, citas fuera de contexto, y omisiones. Esta es la postura que adoptan quienes se aferran obstinadamente a las “revelaciones” del desconocido “profesor rumano”. La segunda postura consiste en que es suficiente con lo que ya hemos visto para desechar todo el libro como vil basura, habido el hecho de que en el mundo académico no es el lector el que está obligado a demostrarle al autor que está mintiendo sino es el autor el que está obligado a comprobarle a su lector que está hablando con la verdad. Adoptaremos aquí la segunda postura, porque a fin de cuentas ésta basura literaria no merece que se le conceda tanta importancia como para que nos siga robando ni siquiera un minuto más de nuestro tiempo. Si pese a lo que se acaba de ver todavía hay alguien que insista en ofrendar su vida a causa de algún movimiento inspirado en esta basura, esto ya será responsabilidad suya y no de Spectator ni de nadie más.

Cuando “Traian Romanescu” escribió su libro, no existía Internet, y la gran mayoría de las librerías en México e inclusive de Latinoamérica entera estaban pobremente equipadas; simple y sencillamente no había forma de poder verificar la veracidad o la falsedad de las miles de afirmaciones hechas por “Traian Romanescu” en su libro. Pero si hubiera sabido entonces que llegaría a haber algo como Internet, poniendo a la disposición pública del mundo entero incluyendo los poblados más apartados de la tierra un amplio repositorio de información al alcance en cuestión de segundos, “Traian Romanescu” posiblemente habría sido mucho más cuidadoso en la invención de sus falsedades y distorsiones históricas. Posiblemente ni siquiera habría escrito su “obra cumbre”, ya que desprovista de todas las falsedades, citas fuera de contexto, falsificación de testimonios y documentos, invenciones propias del autor y afirmaciones con mero valor propagandístico pero con valor histórico nulo, no habría habido mucho material para escribir. En realidad, Internet es la invención del hombre que vino a poner los clavos en el féretro que la Historia ha reservado para los escritos de “Traian Romanescu”.

Al leer cualquiera de los libros de “Traian Romanescu”, el lector que no quiera ser engullido al igual que como han caído muchos incautos tiene que adoptar una posición sumamente crítica cada vez que “Traian Romanescu” afirma que tal o cual persona es un judío o una judía, y formularse a sí mismo las siguientes preguntas: ¿Realmente este personaje es un judío? ¿De dónde sacó este dato? ¿Está probando el autor dentro de su libro con algún documento o con alguna referencia histórica comprobada que efectivamente tal personaje es un judío? ¿Cómo puedo estar absolutamente seguro de que tal dato no fue inventado? Formulándose estas preguntas desde un principio, el lector de los libros de “Romanescu” se irá dando cuenta de que, conforme avanza en su lectura, la obra de “Romanescu” empieza a desmoronarse ante sus ojos como un castillo de arena.

Quizá los párrafos más importantes y reveladores de todos los párrafos que aparecen en el libro La Gran Conspiración Judía son unos párrafos que están puestos en el penúltimo capítulo del libro, el capítulo XXIII, titulado “El Unico Camino”, en donde se lee:

Cualquiera no judío podría preguntarse: ¿A dónde llegaremos? La respuesta no es difícil. Si el mundo no judío continúa impasible y no organiza su defensa, acabaremos todos en un gigantesco infierno comunista. (¿?) Esta no es una profecía, sino una realidad que ya existe en Asia y en media Europa.

Sólo hay un camino para salvar al mundo de ese negro destino: paralizar totalmente y sin vacilaciones la acción política judía.

Se trata de LIQUIDAR para siempre una conspiración internacional que ha venido siendo realizada por una “insignificante minoría” que no representa ni el 1% de la población del mundo. O realizamos esta tarca o nos convertiremos en prisioneros de esa minoría.

En el momento en que la acción política de los cristianos se organice en todo el mundo, el judaismo político y la masonería y el bolchevismo serán dominados. Y el elemento de la cristiandad que puede y debe asumir esta tarea es el sector estudiantil, apoyado por los verdaderos intelectuales.

Nosotros los rumanos tuvimos esa experiencia antes de la guerra. La famosa Guardia de Hierro de Rumania fue fundada por un grupo de estudiantes de la Universidad de Iasi. En cuanto las masas fueron conociendo la conjura judío-comunista-masónica, dieron su decidido apoyo al movimiento defensivo.

Esa acción cristiana ha de pasar por alto los ataques que le lancen la prensa, la radio, la televisión, etc. Su punto de arranque han de ser las Universidades. La organización interna debe tener severa rigidez y poner extraordinario cuidado en que no se infiltren agentes judío-masónicos, que acabarían por dividirla y hacerla fracasar.

En estos tres párrafos, “Traian Romanescu”, o mejor dicho, Carlos Cuesta Gallardo, está delineando claramente el plan de acción para liquidar de manera definitiva a “la gran conspiración judía masónica comunista”, y ya sabemos del tipo de liquidación a la que se está refiriendo; allí están los campos de exterminio Nazis repartidos por toda Europa para probarlo, a pesar de que los mismos dementes que hoy abogan por estas medidas tan radicales insisten en seguir negando que el Holocausto Nazi haya tenido lugar. Aquí Carlos Cuesta Gallardo no sólo está haciendo una profecía sobre lo que habría de venir. Cuando el libro apareció publicado en 1961, todo esto ya estaba en marcha en la Universidad Autónoma de Guadalajara, tal y como lo proponía “Traian Romanescu”. En México, el sector estudiantil al que “Traian Romanescu” hace referencia para “liquidar” al enemigo es precisamente la organización estudiantil ultraderechista secreta Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara. Y en la consecución de este plan no han cejado un solo momento. Se trata de una conspiración en toda la extensión de la palabra. En tan breves líneas, Cuesta Gallardo dejó delineado el modo en el cual deberán operar estas organizaciones, con la “organización interna (que) debe tener severa rigidez y poner extraordinario cuidado en que no se infiltren agentes judío-masónicos, que acabarían por dividirla y hacerla fracasar”. Esto explica plenamente la enorme secrecía y los terribles juramentos de lealtad con los que opera la Universidad Autónoma de Guadalajara. Esto explica las muertes y las desapariciones que ha habido cuando sospechan que tal vez alguno de sus reclutados entre el estudiantado pudiera ser un “enemigo”. La sospecha puede estar totalmente infundada, pero basta tan sólo con la sospecha sin necesidad de tener prueba alguna y ciertamente sin necesidad de llevar a cabo un juicio en contra del acusado o los acusados para que los desequilibrados cerebros que están detrás de la terrible conjura ultraderechista actúen de manera enérgica y decidida eliminando “los riesgos”. Y se recalca que esta no es una conjura limitada única y exclusivamente a la ciudad de Guadalajara o al estado de Jalisco en donde opera la Universidad Autónoma de Guadalajara. La intención es extender el movimiento por todo México e inclusive fuera de México, por toda Latinoamérica y por todo el continente, porque el “enemigo” que dicen combatir es internacional (¿no es acaso ésto mismo el título de un libro publicado y promovido por un industrial automotriz norteamericano que fue admirado y homenajeado en vida por el mismo Hitler?) y está diseminado alrededor del mundo entero. Esto lo explica todo, absolutamente todo. La guerra sucia emprendida al margen de la ley a través de TELEVISA en contra del candidato presidencial izquierdista Andrés Manuel López Obrador en el 2006, la creación de la Organización Nacional del Yunque al amparo de la obscuridad, la infiltración del Partido Acción Nacional a manos de extremistas de la ultraderecha encubiertos, el ascenso del neo-fascista Manuel Espino hasta la cima del poder político y su continuada injerencia tan poderosa como nefasta en la política del país. Todo deriva de aquí. Nunca en tan pocos párrafos ha habido revelaciones tan profundas y tan dramáticas como en estos cuantos párrafos con los cuales el pueblo de México puede, ahora sí y de manera definitiva, estar en condiciones de poder interpretar lo que está sucediendo no sólo en Guadalajara sino en todo México. Y tómese en cuenta que esto lo dijo precisamente uno de los fundadores de la Universidad Autónoma de Guadalajara y creador de la organización estudiantil extremista “Tecos”. Y tómese en cuenta también que la fundación de esta universidad no es algo que ocurrió ayer, hace un año, o hace una década, es algo que ocurrió en los años treinta del siglo pasado, y de esta universidad ha estado graduando desde entonces una cantidad enorme de operativos que se han estado incrustando en todos los estratos públicos de la vida nacional.

Naturalmente, los promotores de la conjura ultraderechista basada en Guadalajara han estado reclamando para sí lo que ellos consideran su muy merecida recompensa por estar dirigiendo el movimiento con el cual dizque van a salvar al mundo entero de “la gran conspiración judía masónica comunista”. La “salvación” que ofrecen les ha permitido convertirse en multimillonarios, acumulando a manos llenas inmensas fortunas a la vez que han estado empapando sus manos con la sangre de muchos cuyas vidas han destruído. En esto, no son muy diferentes a los Nazis corruptos que se estuvieron embolsando todo cuanto pudieron de los bienes materiales que les estuvieron robando a los judíos que encausaban a los campos de exterminio de Auschwitz, lo cual incluía quedarse hasta con las piezas dentales de oro de aquellos seres infortunados. ¿Quién dijo que el crimen no paga?

6 Comments:

Anonymous ESQUER said...

Si Traian Romanescu es un seudónimo, es lo de menos, cuando el contenido de sus libros se comprueba con los hechos, al igual que los protocolos de Sión, que han sido atacados de falsos, pero lo que ha sucedido en el mundo desde entonces, casualmente, cumple con lo planeado en las directivas o protocolos. Cuando escribir libros bajo seudónimos sea un delito, entonces hablaremos de ese punto. Por otra lado, es evidente que SPECTATOR es un seudónimo, ¿podemos hacer algo al respecto? ¿Cuándo nos das tu nombre verdadero? Y sea bajo el nombre de comunismo, capitalismo o globalización, el nuevo orden mundial está presente y más fuerte que nunca. ¿Te seduce la idea de ayudarles? Porque lo haces muy bien, siguiéndoles el juego.

miércoles, 14 septiembre, 2011  
Blogger Spectator2006 said...

En relación a los comentarios enviados por ESQUER el 14 de septiembre del 2011:

Es completamente irrelevante que Spectator revele (o revelen) su verdadera identidad por la simple razón de que Spectator ni está involucrado en actividades delictivas de ninguna especie ni tiene interés ni intención alguna en procurar poder político y dominio sobre los demás a base de intrigas y traciones. Los trabajos de Spectator están a la vista del mundo entero publicados en Internet, y obviamente no hay nada que ocultar allí. En cambio, aquellos que están siendo denunciados por Spectator y expuestos a la luz del día tienen mucho que ocultar porque tienen en marcha una conspiración de alcance nacional para el establecimiento de un gobierno paralelo secreto con agenda ultraderechista en México (que ya no es tan secreto) recurriendo incluso a actividades netamente criminales al igual que los Nazis y al igual que cualquier mafia de hampones para poder lograr sus objetivos. En estos momentos, la principal prioridad de los Yunquistas, de los Tecos de la UAG y demás parafernalia ya no es tanto la diseminación de su sub-cultura y de su conjura por todo México y el establecimiento de su gobierno paralelo secreto, sino la identificación del que está echándoles a perder sus torvos planes, para lo cual han puesto en marcha todo su terrible poderío y una cantidad casi ilimitada de recursos en una búsqueda que les ha resultado infructuosa. La destrucción total de Spectator es ahora la principal prioridad y preocupación de sus adversarios, lo cual les es imposible lograr al no saber de quién (o quienes) se trata. Y lo que más coraje les dá (al igual que al comentarista) es que en cierta forma Spectator les está dando una dosis amarga de su propia medicina al mantener su identidad bajo reserva al igual que ellos lo han estado haciendo desde hace décadas. Y esa medicina les sabe ya demasiado amarga. Ellos fueron los primeros que escogieron las armas de combate desde que se empezaron a organizar como asociaciones secretas, y Spectator lo único que ha hecho es responderles en especie, y manteniéndose todavía los extremistas en el anonimato ahora se quejan hipócritamente de que se les esté combatiendo con sus mismas tácticas. Ellos no van a revelar sus identidades, y Spectator jamás se revelará ante ellos tampoco.

Obviamente, al comentarista no le preocupa ni le interesa en lo más mínimo que Spectator esté documentando y esté denunciando una peligrosa conspiración nacida en México y cuyas células cancerosas ya han estado migrando fuera de México hacia otros países, lo cual dice mucho acerca del comentarista. Se puede saber de una persona o de una organización como los Tecos de la UAG y el Yunque tanto por lo que dice como por lo que no dice inclusive en sus comentarios que parecen inocuos. Y Spectator les ha estado explotando esa debilidad cuando es visitado por sus adversarios sin que hasta ahora se hayan dado cuenta de ello. Esto les dará una pista (aunque no la suficiente) para tomar conciencia de que se están enfrentando a su Talón de Aquiles, de que se les ha materializado su peor pesadilla. No esperaban algo como ésto, pero lo tienen encima y no se lo podrán quitar de encima, simple y sencillamente porque es demasiado lo que está en juego. Y es esto último lo que mantiene a Spectator en esta lucha pese a que Spectator no está recibiendo ninguna remuneración económica por sus esfuerzos (ni siquiera se ha activado la opción de Google AdSense que le hubiera dejado a estas alturas a Spectator varias decenas de miles de dólares, a juzgar por la cantidad de visitas que están siendo acumuladas por Spectator desde todas partes del mundo, porque el lucro nunca fue la razón por la cual Spectator entró en esta lucha que hubiera preferido mil veces dejar en manos de otros).

domingo, 27 noviembre, 2011  
Blogger Spectator2006 said...

Y a propósito, al comentarista del miércoles 14 de septiembre del 2011 que oculta su verdadera identidad bajo el seudónimo de ESQUER, a ese comentarista simpatizante (o incluso militante activo) de la ultraderecha y al que tanto coraje le dá que Spectator no se identifique para que así los Yunquistas y los Tecos de la UAG lo puedan matar:

¿Por qué se esconde él también en el anonimato sin revelar su identidad? Ciertamente, no por denunciar la conspiración de extrema derecha que se está apoderando de México, porque el anónimo ESQUER es obviamente un simpatizante de la ideología fundamentalista radical que le sirve a la ultraderecha mundial como motor de reclutamiento de ingenuos y tontos útiles. ¿Cuándo nos dará ESQUER su nombre verdadero? ¿Podemos hacer algo al respecto? ¿Le seduce a ESQUER la idea de ayudarles a los conspiradores y sobre todo a los cabecillas que se están enriqueciendo en sus intereses económicos y políticos a manos llenas con el fanatismo que están promoviendo desde la clandestinidad al igual que como lo hiciera el ya difunto Nazi-fascista Traian Romanescu, el cual predecía que el marxismo se iba a apoderar del mundo cuando sucedió todo lo contrario con la caída del Muro de Berlín que destruyó las bizarras profecías de Romanescu?

domingo, 27 noviembre, 2011  
Anonymous un fulano said...

acaso vos "spectator" estas hablando con nombre y apellido ? leíste la obra ?

sábado, 07 enero, 2012  
Blogger Spectator2006 said...

Para el comentarista un fulano que envió sus observaciones el 7 de enero del 2012:

Spectator ha leído no solo todas las obras de “Traian Romanescu”. También ha leído todas las obras de Salvador Borrego Escalante en todas sus ediciones, como también ha leído todas las obras de tipos como Joaquín Bochaca y David Irving. Se ha ido dando análisis documentado y refutación adecuada a esa propaganda dentro de los trabajos de Spectator conforme la disponibilidad del tiempo lo permite.

La identidad de Spectator no es lo que importa. Quién sea (o quiénes sean) Spectator no es lo importante. Lo que es importante es lo que está siendo expuesto y denunciado por Spectator ante el mundo entero; eso es lo importante. Lo que importa es el mensaje y no el mensajero. El comentarista (presuntamente un neofascista, un ultraderechista adorador del Nazismo) exhibe la misma actitud que la que mostraban algunos emperadores chinos cuando recibían una mala noticia y mandaban matar al mensajero, como si el mensajero fuera el culpable de que la noticia fuera desagradable. Por si no se ha dado cuenta el comentarista un fulano (al igual que otros comentaristas de extrema derecha como él), la misión prioritaria de Spectator es la denuncia de una conspiración nacional peligrosa impulsada por sociedades secretas la primera de las cuales nació desde hace más de medio siglo en una universidad privada ubicada en una ciudad de México llamada Guadalajara, cuyas células cancerosas han comenzado a migrar fuera de México. La exposición de los mitos, las falsedades y las mentiras basadas en los dogmatismos fanáticos que cohesionan a los ciegos que han tomado el juramento maldito que los ata de por vida a esas sociedades secretas es algo extra, algo adicional que merece ser documentado y expuesto también, en esto no debe haber omisiones ni ocultamientos.

Al comentarista un fulano y a muchos otros ultraderechistas como él les provoca úlceras y derrames de bilis el ignorar la identidad de Spectator; aunque cínicamente y de manera hipócrita ellos mismos nunca revelan sus identidades, escondiéndose en el mismo anonimato que el que utilizan los que han sido juramentados en las sociedades secretas de ultraderecha recurriendo a seudónimos y a claves secretas (por algo ha de ser). ¿Y por qué están obsesionados en conocer la identidad del mensajero? ¿Para matarlo, siguiendo el ejemplo de los emperadores chinos? ¿Remediaría esto la grave amenaza que está siendo denunciada? Y por cierto, ni el comentarista un fulano ni otros de su clase dicen jamás una sola palabra en contra o acerca de los Tecos y el Yunque, respetándolos y callando por complicidad “nacional socialista” al igual que lo hacen los miembros del hampa organizada protegiéndose entre ellos mismos de la policía. ¿Entonces las conspiraciones promovidas por sociedades secretas si son buenas y justificables si son de extrema derecha? En verdad, que poca madre tienen los apologistas de Hitler que hoy son los continuadores del vil ejemplo y el legado impío de ese demonio encarnado así como los alucinados seguidores de la propaganda fabricada por la Falange española y el Yunquismo mexicano con la que trastocan sus propias mentes para siempre.

domingo, 05 febrero, 2012  
Anonymous Anónimo said...

El mundo está conmovido por una espiral de numerosos episodios de grave violencia practicados por los fanáticos grupos neonazis. Es cierto que la realidad actual no se compara a la que tuvo el mundo en los años 30 y 40 del siglo pasado, pero en América existen antisociales que impulsan y organizan una violencia sanguinaria. Ahora no existe la crisis económica y política que precedió al gran desastre de la Segunda Guerra Mundial, pero también hay quienes aprovechan la crisis social y la carencia de planes de desarrollo democrático y solidario, para fomentar la violencia del racismo, odio al extranjero, al judío o a cualquiera cuya identidad cultural no sea compatible con el objeto de su odio. Hoy no se siente un real peligro neofascista y menos una república neonazi, pero los hechos demuestran a un grupo de antisociales ambicionando poder. Tengamos presente la existencia en América Latina de una juventud minoritaria que carece de modelos de identidad solidaria y democrática, entregándose fanáticamente, en el caso del Perú, al violento liderazgo de los nazis Víctor Baca Minetti y Ricardo de Spirito Balbuena, a la tenebrosa simbología, analgesia moral, conmoción social en determinados sectores e incluso la pasividad cómplice ante situaciones de flagrante injusticia como ha sucedido en algunas recientes agresiones y asesinatos. Vemos desconcertados la ausencia de reacción comprometida con la ayuda a la víctima, o la existencia de gentes tatuadas con la esvástica que hacen publicaciones con alarmantes consignas, ideas fijas y simbología nazi; desadaptados que adoctrinan a jóvenes de trece a quince años y grupos que marcan un territorio del odio a base de golpes con bates de beisbol, puntapiés y la norma dominante que obliga la obediencia ciega al cabecilla. Sin embargo, lo más grave del problema es la indiferencia de las autoridades ante este grave riesgo y su incapacidad para hacerle frente, así como la ineptitud de quienes alientan en sus prácticas y discursos el descrédito de las instituciones democráticas. Hoy día la lucha por la libertad, la igualdad y la fraternidad tiene un importante espacio en la Constitución y en el Código Penal, pero todavía falta que cada uno de nosotros ocupe su lugar para evitar usuarios del odio, violencia e intolerancia. Es necesario prevenir mediante la educación de una real convivencia de solidaridad cívica, al lado de políticas integradoras y socializadoras, haciendo el trabajo en equipo para revertir esta inquietante realidad.

http://cronicas-de-spectator.blogspot.com/2012/03/la-sombre-del-yunque-en-espana.html
http://diepresse.com/home/panorama/welt/731374/NeonaziMorde_Weitere-Festnahme-in-der-Schweiz
http://asalto-neonazi-a-mexico.blogspot.com/2008/10/las-dos-cabezas-de-la-hidra.html
http://www.ajuaa.com/news/shockmental/15286-Neonazis-Rusos-decapitando-Chechenio.html
http://www.robertlindsay.wordpress.com/2009/09/04/neonazis-rusos-video-de-la-decapitacion/
http://www.sangre-y-plomo.com/2011/12/terroristas-decapitan-una-chica-delante.html
http://elcomercio.e3.pe/ima/0/0/0/2/5/25575.jpg
http://1.bp.blogspot.com/-jIrV-HdjBfQ/T4BnD1XnauI/AAAAAAAADfY/_M2j94aNxYw/s1600/Victor%2BBaca%2BMinetti.jpg

En las dos últimas páginas figura el führer peruano Víctor Baca Minetti con sus discípulos Javier Christian Aliaga Cornejo, Armel Alberto Torres Zen, Karen Montes Camero, Samir Euscategui Arnao, y René Lira Barreto; alumnos de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

lunes, 04 junio, 2012  

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